A cara de perro,
de vez en cuando, con el hocico me empujas
para que te invite a un café.
Se trata de un evento
singular
en el que, a cara de perro,
tras las tazas
medio escondemos
las fauces
y nos reflejamos gozosos
en las pupilas
esperando cortesías
y buenos modos.
A cara de perro,
personal e intensamente
enfrentados
nos refugiamos en la seguridad
del gruñido,
sorbiendo el líquido amargo
y negro del desprecio.
A cara de perro, reinventamos
entre vapores de aroma
cada trozo
de nuestra autobiografía
ensalzando ficticias diferencias
de pelaje
con nuestros semejantes
en alaridos de apelaciones
al regocijo, al fraude
o a la pelea;
de suerte que nos
desahogamos meneando la cola
como apropiándonos
de la totalidad sustancial
en la atmósfera.
A cara de perro,
en el calor de las heridas
causadas por tantas relaciones,
ladramos
a la incertidumbre con risas injuriosas
de baba y hiel.
Mucho gusto mi nombre es Ana Guerrero y Me pareció un poema interesante😄
Me gustó que usarás la metáfora del perro para referirte hacía las relaciones complejas e incluso creo yo que a la hipocresía.