Circe
- acueval83
- 27 may 2023
- 1 Min. de lectura
Actualizado: 4 abr 2024

Como perro escocido
te buscaba cuando desembarqué
en tu matriz hechicera.
—¿Quién eres tú?, ¿por qué has hecho
zozobrar mi nave?
(tus ojos bacantes respondieron
a mis plegarias de griego temerario
aquella perdida aurora).
Y descarriado por la lujuria,
el eco repitió mis hazañas
irradiando tu sonrisa a doble filo
en suntuoso festín de
vino y carne.
¡Qué tiempos aquellos!
Cuando aplacé mi destino de hombre,
cuando olvidé la tierra patria.
Aún recuerdo tu palacio y cómo
me pavoneaba
hacia tu dormitorio.
Te acometía hasta el alba,
me abrazabas con las rodillas,
confrontábamos funestas
drogas en tu encinar de cabello altivo
mientras labrábamos
jirones de tiniebla a gritos.
(Aunque siempre hubo quien
lamentó cuán patético me revolcaba
en tus porquerizas.)
¡Oh, Circe! El ánimo nunca
me incitó a partir ¿por qué cumpliste
tu promesa
de enviarme a casa?
Dicen que otros marineros incautos
han llegado a tus costas.
Al presente, ya sólo aderezas mi memoria
vertiendo agua pasada.
Y así cobro fuerzas para
presagiar el día a día. Me levanto,
ingiero los alimentos, me dirijo al trabajo
en hora punta.
Me desplazo disuelto
en bancos de peces humanos,
entre antropófagos cíclopes
y mujeres virtuosas aferradas
a palurdos pretendientes a
su cintura ceñidos.
Mas la esperanza
aún acecha
en diosas sentadas
tejiendo intrigas que observan
a legiones de Ulises nuevos disfrazados
de mendigos.
Excelente reescritura y actualización del mito clásico