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Forastero

  • Foto del escritor: acueval83
    acueval83
  • 3 may 2024
  • 1 Min. de lectura


“Por las calles de Herat caminaba fatigosamente un hombre que un día fue enemigo del pueblo afgano y acabó perdido como uno más entre la multitud. Los vecinos dirán que se llama Sheij Abdulá. Pero en realidad es un exsoldado soviético que en su día respondió al nombre de Bahretdin Jakimov. Fue dado por desaparecido en 1980 y ha sido encontrado en la provincia occidental afgana de Herat, convertido en un barbudo de 50 años.” El Mundo, jueves 07/03/2013

 

 

FORASTERO

 

Mitigado en la penumbra

por una muchedumbre

de montañas desérticas,

el joven soldado taciturno

meditaba y contemplaba los astros

entregando su solitaria figura

a la integridad del firmamento.

Sus ojos menudos diluían

en tinieblas nocturnas

los gloriosos himnos de la patria

y las flechas

de una sabiduría dispersa

tamizaban tanto sus fervores viejos

que el combatiente soviético

temió, de pronto, un destino

propicio a sus ruegos de retorno.

El ya experto en desengaños,

disfrutaba del olvido de ancestros,

yugos y remordimientos pues

en zocos de sobresaltos fastuosos;

entre danzas y ternuras

de diosas escépticas,

había compartido su dignidad

de gregario abandonado.

¡Oh! ¡valles afganos! ¡súbditos de Alá!,

qué espanto regresar a las ingratas raíces,

soportar la rutina, el menosprecio y

los celos de la autocomplacencia pueblerina.

Una vez en casa, él no sería sino otro obrero: nadie.

Cuando aún allí, él era alguien:

un invasor de tierras extrañas, un fugitivo de la fortuna,

aquel que dormía con la muerte

y acompañaba a las estrellas.

 
 
 

1 комментарий


Alberto Lobelle
Alberto Lobelle
04 мая 2024 г.

FORESTERU

 

Apangáu na clarixa por

un ensame de montes

desérticos, el

mozu soldáu taciturnu

meditaba y contemplaba los astros

apurriendo la so solitaria figura a la integridá del firmamentu.

Los sos güeyos menudos esleíen

en tiniebles nocherniegues

los gloriosos himnos de la patria y

les fleches

d'una sabiduría esvalixada espayaben

tanto los sos fervores vieyos

que'l combatiente soviéticu tarreció,

de secute, un destín aparente a los sos ruegos de torna.

El yá espertu en desengaños, esfrutaba del

olvidu d'ancestros, xugos

y reconcomios pos

en mercaos de respigos campanudos;

ente dances y tenrures

de dioses escéptiques, compartiera la so

dignidá de gregariu abandonáu.

 

¡Oh! ¡valles afganos! ¡súbditos de Alá!, qué axorizu tornar

a los deslleales raigaños, soportar

la rutina,…

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