La balada de Donna Helena (entre la serranilla y la road movie)
- acueval83
- 12 feb 2024
- 2 Min. de lectura

Más allá de la emoción de haber visto en directo a Fito Páez, en el esplendor de su madurez y con un público entregado de distintas edades; me gustaría dar cuenta de las impresiones que me suscitó la letra de La balada de Donna Helena. Este es un poema narrativo de estructura episódica en el cual el protagonista se enfrenta a un reto a la manera del tópico del viaje iniciático homérico. En este caso, el desafío se personifica en Donna Helena, todo un personaje legendario. El narrador la encuentra en una carretera dentro del paisaje adverso de la noche. Al parecer, él es un ladrón de autos que huye. En este caso, se produce un elemento folletinesco, Donna Helena es la dueña del auto. Ella hace aparición tal como las serranas de la Edad Media en los pasos de montaña o como nuestra tan conocida “chica de la curva”. La “donna”, al igual que la serrana, desempeña ese papel de escandalizar a los cultivados receptores contemporáneos a través de actitudes de simplicidad moral muy alejadas de las convenciones socialmente aceptadas. “Empezó a recorrerme con su boca y no estaba mal / y su lengua parecía casi como loca, vamos a chocar”. Los actos de Donna Helena son peligrosamente placenteros y ello no resulta nada extraño en la tradición literaria hispánica. Que la composición termine con la desaparición del protagonista es algo muy visto, pensemos en la conocida leyenda de La Serrana de la Vera, tan popular en los cánticos de serrana, el Romancero y las tragedias del Siglo de Oro. “Me quemó con la luz de un superflash / y algo extraño comenzó a sudar / y tan pronto desapareció este mundo / y así fue como me fui de mundo / Antes, debo confesar, no sentí placer igual”. No obstante, en este caso, el corolario resulta en una anagnórisis por medio de la cual la nueva experiencia adquirida le imposibilita al protagonista retornar a su origen, a la manera de un viaje infinito del cual nunca volverá y en el cual deberá permanecer eternamente como una presencia omnisciente. “Donna helena empezó a llorar / Sola en ese coche lamiendo su sal / Por un momento se olvidó de la verdad / Que todo lo que toca se esfuma / Se le esfuma, se le esfuma”. El desenlace será como el de una conmovedora road movie: la tensión que impulsa el viaje desembocará en la pasión más fatalista y definitiva. “Hay un acuerdo de brujas en Gibraltar / Que todo amor perpetuo deberás matar.”
Comments